Autor: 10 julio 2009

Víctor Botas
Historias con historia. Antología poética 
(1979-1994)
Trabe, Oviedo, 2009

Una de las pruebas críticas más notorias de una obra literaria quizá sea someterla a distintos puntos de vista, ver si resiste la mirada y el acoso desde diferentes ángulos o perspectivas. No sé si esta es la prueba del nueve de toda obra, pero sí la que mueve al crítico sagaz y al lector atento a contemplar una obra nueva y distinta fundamentada en renovados argumentos estéticos que orgánicamente se van adaptando, sin perder la compostura y la elegancia, al ojo que mira y al ángulo o perspectiva desde el que se aborda esa mirada.

La agrupación de una obra poética, ya cerrada, en núcleos temáticos puede ser tan válida como la que sigue criterios cronológicos, estéticos o de magisterio (intertextual), y a su favor tiene la ventaja de reordenar los textos canónicos, incluir otros dispersos y no recopilados anteriormente y, sobre todo, la de ofrecernos una obra nueva, un nuevo libro. Esto es lo que hace Luis Bagué Quílez en Historia con historia Antología poética [1979-1994] de Víctor Botas: el lector tiene la sensación de estar ante una nueva entrega de Víctor Botas. Ya el título, nada poético (o tan apoético como los que él prefería) alude al especial uso del lenguaje por parte del poeta, al prosaísmo, al lenguaje común elevado a categoría estética, que constituyó su titánica y sostenida apuesta y convirtió en el eje, en la viga maestra de su extraordinario edificio poético («El lenguaje de la poesía —como bien apunta d´Ors, comentando un poema de su amigo— ha de ser el de la prosa, no ha de elevarse sobre este»).

Los núcleos o apartados en que estructura su antología son: «Historia» e «Historias», ambos contenidos en su acertado título. Cada uno de estos núcleos temáticos se divide, a su vez, en cuatro secciones, cual a cual más coloquial: «Una de romanos», «Por amor al arte», «Con la muerte en los talones», etcétera.

El antólogo podía haber elegido otros temas en torno a los cuales organizar la obra del poeta ovetense, se me ocurren, por ejemplo, los de la familia (tan denostado desde los Rosanco-Vivales); la crítica social y política (tan olvidada desde los sesenta) que tanto juego literario da a su poesía; el amor, tan poderoso y presente en toda su obra; la muerte, intuida vagamente en su primer libro y premonitoria en el último y póstumo, etc. Pero su habilidad, y de ahí la novedad y el valor de esta antología, ha consistido en ir imbricando estos temas en los troncos principales elegidos para estructurar su antología, de esta forma el árbol es copudo y sus generosas ramas dan una fresca y reconfortante sombra.

La obra de Botas tiene tal riqueza de contenidos que desborda cualquier selección, pero si hay un tema hegemónico y que vertebra su poesía toda ese es el histórico; la constante referencia al mundo clásico y el particular uso que hace de su historia, costumbres y mitología. Botas conoce los pormenores de la historia que cuenta, sabe actualizar la anécdota y recrearla con habilísimos juegos y quiebros (léxicos, sintácticos y rítmicos ejercidos sobre un lenguaje cada vez más coloquial, más natural, pero ¡ojo! La naturalidad en Botas es fruto de un minucioso y trabajado despliegue formal: se trata de una naturalidad que conlleva una retórica) para contrarrestar la vitola de prestigio cultural acumulado a lo largo del tiempo. Toda la nobleza almidonada de la retórica clásica queda triturada al someterla al tamiz de la ironía y el especial uso del lenguaje, de manera que lo que antes presentaba un engolado tono noble ahora es más amable, más humano. El uso de la cultura grecolatina por parte de Botas tiene siempre una intención burlona y prosaica, intenta quebrar el prestigio y la convención cultural acumulada. Para Botas la cultura es un mecanismo, un juego al que acude para dar salida a sus obsesiones y experiencias personales. De ahí que el prisma metodológico elegido por Bagué Quílez para abordar la poesía de Víctor Botas sea el más acertado, el que ofrece más posibilidades al lector que se acerca por primera vez a la obra del poeta; las distintas secciones, además, van generando un todo orgánicamente articulado donde caben todos los temas y el lector puede encontrar todas las historias. Lo de «Historias con historia» sólo es el manual de partida, la amplia carretera principal (el Decumanus maximus o Cardus maximus) que recorre la obra del poeta, después se van abriendo carreteras y caminos secundarios que vertebran y dan sentido cabal al corpus textual.

Bagué Quílez selecciona 124 poemas (53 en la primera parte, «Historia» y 71 en la segunda, «Historias») de los que 33 pertenecen a Historia antigua (1987), el mejor de los libros de Botas y uno de los mejores de su generación; 22 , respectivamente, a Prosopon (1980), donde su voz se afirma ganando en sencillez, profundidad y emoción, y a Retórica (1992), quizás el más técnico de los suyos, escrito desde el escepticismo y la desilusión de la literatura; 18 a Segunda mano (1982), una rara antología y «un libro vengativo», en palabras del poeta; 12 de Las rosas de Babilonia (1994), su inconcluso e inquietante libro póstumo; 10 a Las cosas que me acechan (1979), deslumbrante primer libro donde el poeta ya estaba de cuerpo entero. Recoge también poemas dispersos (no incluidos en su Poesía Completa (Gijón, Llibros del Pexe, 1999) aparecidos en revistas: 2 en la revista gijonesa Nos queda la palabra, y 1 en la ovetense Reloj de Arena, así como 2 de las Versiones libertinas de Marcial, publicada íntegramente en La obra literaria de Víctor Botas (Gijón, Llibros del Pexe, 1995) y agrupadas antes parcialmente en Segunda mano.

El lector, con esta nueva perspectiva metodológica, se encuentra ante un sorprendente y novedoso libro de Víctor Botas, permitiéndole una lectura distinta de su obra. En la primera parte puede encontrar su peculiar geografía histórica, decorado clásico que le sirve para armonizar y dar amparo a sus peculiares obsesiones. En la segunda es el personaje poético el que le lleva de la mano a través de un horizonte cotidiano y doméstico.

La hablidad y la inteligencia crítica de Bagué Quílez consiste en establecer el tema histórico como núcleo temático, auténtica columna vertebral de su poesía (otro de sus empeños, no menor, sería el de elevar el lenguaje coloquial, el prosaísmo —«No le toques ya más / que así es la prosa»— a la categoría de lenguaje poético) y estructurar en torno a ella sus poemas, de esta manera nos ofrece un libro nuevo con nuevas historias de Botas que también podrán disfrutar los lectores que no lo conozcan.

José Luna Borge


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