Autor: 22 noviembre 2006

Anita Fair: Las nueve caras del corazón
Alfaguara, Madrid, 2006

Si con sus dos primeras novelas traducidas al español, Un hombre mejor y El vagón de las mujeres, Anita Nair (Shoranur, Ketala, 1966) señaló la llegada de una escritora sensible que podía ahondar con sutiliza y vigor en las personalidades de sus personajes llevando al lector a una atmósfera altamente sugerente. en su nueva entrega, Las nueve caras del corazón, la escritora india nos ofrece una novela ambiciosa y difícil en donde la autora despliega todos sus medios para estirar aún más los límites geográficos de la imaginación.

El kathakali es una danza tradicional india solo ejecutada por hombres, en la que son representadas historias de la mitología indígena —especialmente de las epopeyas del Ramayana y del Mahabharata— a través de las nueve formas de expresarse que tiene el ser humano: amor, desprecio, pena, furia, valor, miedo, asco, asombro y distanciamiento.

Así, Anita Nair, como si de una ecuación matemática se tratara, divide Las nueve caras del corazón en tres partes, y cada una de esas partes en tres capítulos, tomando a su vez como título una a una las distintas expresiones que caracterizan a la exigente danza kathakali.

En las nueve caras del corazón Nair narra una extensa historia ambientada en un moderno complejo turístico de Kerala. La llegada de Christopher Stewart, un joven periodista inglés, que aparece en el lugar con la pretendida intención de entrevistar a Koman —famoso bailarín de kathakali—, servirá como catalizador para sacar a flote los sentimientos y secretos estancados del propio Koman, la sobrina de este, Rhada, y Shyam, marido de Rhada y dueño del complejo hotelero.

En sucesivos monólogos dramáticos los personajes van alternando sus voces cargadas de emociones encontradas y, entre el pasado y el presente, nos desvelan dos historias que transcurren paralelas: por un lado, Koman, el bailarín de kathakali, forzado por el periodista inglés, vuelve a vivir su pasado; por otro, Rhada, su sobrina, enamorada a primera vista del joven forastero, hace balance de su vida de esposa resignada al lado de un hombre, Shyam, ambicioso, conservador y machista que ve impotente cómo la pasión que Rhada siente por Chris pone en peligro una unión que él creía estable.

La mezcla de historias va creciendo, siempre bajo el adorno del arte del kathakali, y si bien el triángulo amoroso (a pesar de que la autora quiera sobredimensionarlo con un suave alegato feminista describiendo a Rhada —por cierto, en la mitología india Rhada es una mujer casada que se enamora del dios Krishna— como una mujer moderna capaz de tomar sus propias decisiones), no termina de convencernos; no ocurre igual con la historia de Koman. El bailarín ya retirado de un arte tan exigente como una amante celosa y al que le ha dedicado toda su vida, vierte en las cintas de la grabadora de Chris no solo su vida, sino la azarosa y atrayente vida de su padre, llevándonos así por un mundo de máscaras y secretos, de dolor y sacrificio impregnado de amores imposibles y leyendas que nos acerca más y mejor al alma agridulce de la India.

Las nueve caras del corazón es una novela excesivamente pretenciosa en donde sobran algunos elementos distorsionantes y un buen número de páginas: a nuestro entender todas las dedicadas a narrarnos una banal y tópica historia de infidelidad. La autora ha unido dos relatos, que podrían haber sido perfectamente independientes, a través del cordón umbilical de una danza milenaria y mágica, con el pretexto de hacer también una reflexión sobre el arte, pero que a nosotros no deja de parecernos un pellizco a la tradición, una concesión exótica detrás de la que intuimos más estrategia que rigor. Aun así, queda por parte de Anita Nair el intento de mostrarnos, como en sus anteriores novelas, la esencia de la contradictoria sociedad india actual, a caballo entre la tradición más subyugante, pero también más execrable, y la modernidad más extrema. Y eso sí lo consigue.

Herme G. Donis


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