Archivo de septiembre, 2009

De la improvisación a la conciencia estética: pasaje de ida y vuelta

lunes, septiembre 21st, 2009

Ricardo H. Herrera

A Javier Adúriz, porque desde hace años
me habla con fervor de la vieja voz del idioma

Que el ensayo crítico, al proponer un modelo de conciencia estética, puede llegar a contribuir de modo decisivo en la configuración de una personalidad poética de primer orden, es un hecho que alcanza a ejemplificarse cabalmente poniendo de relieve el vínculo literario que se generó entre Poe y Baudelaire a mediados del siglo xix. Me refiero, con exactitud, a la lectura que del ensayo de Poe titulado El principio poético hizo Baudelaire. «Todo Baudelaire está impregnado por él, inspirado, ahondado», dice Valéry; «lo ilumina, lo fecunda, determina sus opiniones sobre una buena cantidad de asuntos: filosofía de la composición, teoría de lo artificial, comprensión y condenación de lo moderno, importancia de lo excepcional y de una cierta excentricidad, actitud aristocrática, misticismo, gusto por la elegancia y la precisión. […] A cambio de estos bienes, Baudelaire le procura al pensamiento de Poe una extensión infinita. Lo propone al futuro». La ecuación valeryana es perfecta: la periferia y el centro de la cultura confluyen en dos figuras marginales extremadamente exigentes consigo mismas, al tiempo que el ensayo crítico y la poesía se sitúan en un mismo plano de acción y contemplación, generando un ensanchamiento del horizonte estético que tendrá repercusiones en toda la poesía posterior, dando lugar a lo que habitualmente se denomina advenimiento de la lírica moderna.

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Afectos personales

lunes, septiembre 21st, 2009

Javier Vela

Apenas son las diez de la mañana cuando Uve pone los pies en la arena. Reconfortado por los primeros rayos solares, esparce una lúdica mirada a su alrededor. La marea está baja y la playa amanece silenciosa y desierta, así que Uve se instala sin problemas y acota mentalmente su parcela. Luego extiende una toalla de percal en la arena, se sienta en ella y mira al horizonte.

Hace algunos meses, Uve sorprendió a su ex mujer mientras metía en el bolso una caja de doce Gomitas del Amor. Ella apartó la vista y, de un respingo, soltó la caja y se encerró en el baño. Uve, alérgico al látex, tomó la caja y se quedó mirándola con gesto de entomólogo, haciéndola girar entre sus manos como un rompecabezas. Gomitas extra finas de sabor mentolado. Seguras y anatómicas, leyó irónicamente. Sonrió. Casi no recordaba la última vez que habían yacido juntos, y en todo caso ya no había remedio. Ella aplazó su cita y hablaron sin ambages acerca del hallazgo profiláctico. Entonces confesó. Dijo que lo sentía (entero, pensó Uve) y que ojalá las cosas no fueran tan difíciles. Uve no contestó. Cuando se separaron, ambos se despidieron de manera distante y educada, aunque no por ello menos bochornosa y definitiva.

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El crítico literario y sus metáforas

lunes, septiembre 21st, 2009

Fernando Sánchez Alonso

A Antonio Garrido Domínguez, 
quien indirectamente me sugirió este texto.

¿Qué es un crítico literario?

El crítico literario es un médium a través del cual habla el texto. Expresado de otra manera, el crítico es un poseso, como sostenía Platón al hablar del entusiasmo del poeta y de la locura divina, la única sagrada; alguien, en fin, por cuya boca se manifiesta la voluntad de los dioses. En ese estado de delirio, y abducida la voluntad por las fuerzas de la santa tradición literaria, arropado por sumos sacerdotes, textos muertos y autores que solo él ve, nadie más, el crítico escribe su reseña y aun vaticina y profetiza la suerte que correrá un autor. Y para demostrar que su voz no es su voz, sino la de una instancia suprema, su reseña a menudo adopta unos exquisitos modales esotéricos, como si estuviera a medio camino entre los garabatos de una piedra Rosetta compuesta por un autista con problemas de lateralidad y un fragmento arrancado del I Ching traducido al cristiano directamente de una versión al bielorruso por alguien que solo chapurrea el pakistaní.

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El amor a la humanidad

sábado, septiembre 19th, 2009

Rosario de Acuña
Obras reunidas, volúmenes III, IV y V. Edición de José Bolado
KRK, Oviedo, 2009

«Estima a los buenos, ama a los débiles, huye de los malos, pero no odies a nadie». «En la senda del honor y de la justicia está la vida, mas el camino extraviado conduce a la muerte». «Lee y aprovecha, ve e imita, reflexiona y trabaja, ocúpate siempre en el bien de tus hermanos y trabajarás para ti mismo». He aquí tres recomendaciones del código masónico que alumbran el pensamiento y la vida de Rosario de Acuña, hermana Hipatia, una de las figuras más atractivas de la literatura española del último cuarto del siglo xix. Figura que se va recuperando, como lo demuestran, aparte de sus reediciones, los artículos y estudios que suscita su obra desde hace treinta años. El más sobresaliente en esta labor de rescate es, sin ninguna duda, José Bolado, que ahora, por fin, ha podido dar cumplimiento a su sueño de realizar la edición de sus Obras Reunidas. Nadie podía haberlo hecho como José Bolado.

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Retrato de un bibliocéfalo

sábado, septiembre 19th, 2009

Bruno Mesa
Argumentos en busca de autor
La Caja Literaria, Tenerife, 2009

Con este título de raíz pirandeliana nos ofrece Bruno Mesa (Santa Cruz de Tenerife, 1975) un cuadro de sus pasiones literarias. En este libro para pervertidos amantes de la literatura el autor manifiesta su particular visión del mundo de las letras. O mejor dicho: el autor se retrata a sí mismo a través de la frecuentación de los libros. En el prólogo, al que se llama «Envoltorio», nos ofrece Bruno Mesa su peculiar concepción del acto de lectura: «El lector es el verdadero autor del libro, porque lo modifica con su lectura. Pero no lo modifica de una forma superficial sino desde la raíz». De pocos libros puede decirse que transmitan un amor tan profundo a las letras; un amor, es cierto, que parece intransigente, exclusivo, absorbente. En el «Envoltorio» se nos presenta una filosofía de la lectura concentrada en cuatro páginas: «Para uno, que es lector caprichoso, los libros son como regalos, y a mí de los regalos lo que menos me interesa es el envoltorio, ese que rompo en cuanto me dejan, luego meto las manos con avidez y miro a ver si aquello me interesa o es puro cuento».

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De lo dócil y lo flexible

sábado, septiembre 19th, 2009

Raúl Pérez Cobo
Game Over
Premio Villa de Cox 2008. Pre-Textos, Valencia, 2009

Entre la articulación, el músculo y la sudoración; Game Over se escribe como una anatomía del cuerpo en forma de poética incisiva. La poesía recorre, en este teatro anatómico, el paisaje americano (Boulder Campus, Varsity Lake: Locus Amoenus, Centro Comercial, Estadio, Una playa en los Ángeles) y escruta los cuerpos que lo habitan (Modelos; Una vieja belleza americana; Animadora; Pandora, cajera de supermercado) que se fraccionan y semejan la realidad americana: «tobillos para un márketing salvaje:/la caja ya registra / lo que es perecedero, transitorio»; «Tus ojos son como un atleta joven / perdido en la derrota, avergonzado, / él ya no es uno de los elegidos». No es difícil ver en estas fracciones las de la sociedad ni hacer que estos cuerpos individuales sean reflejo del cuerpo social y entero de Norteamérica: los tobillos se entregan al márketing; los ojos, al éxito sin condiciones. En los títulos de cada poema —tipos, categorías— hay un afán de abarcar la totalidad, de hablar de un cuerpo a través de muchos cuerpos. Los poemas, a su vez, adoptan un tono sentencioso, de máxima, que busca simetrías con autores latinos y griegos presentes en casi todo el poemario.

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Tentando al agua

viernes, septiembre 18th, 2009

Herme G. Donis
Lo sguardo effímero 
(La mirada efímera)
Edición bilingüe 
español/italiano. Levante Editore, Bari, 2009

¿Conocerá
la estrella que lo es
en su brillar?

Si la estrella lo conoce, lo sabe mucho antes que nosotros. Por un juego de espacios llegan sus luces a nuestros ojos cuando ellas, usando la metáfora de la poeta, ya se han contestado a su cuestión. O tal vez sea el hecho de verlas nosotros, de que su luz entre por nuestros sentidos y se escriba Sur l´onde calme et noir oú dorment les étoiles, lo que a ella misma le haga darse cuenta de su brillo. Con este pequeño destello de poemas, la poeta Herme G. Donis llega a nosotros al tiempo que brilla. Lanza al modo de las estrellas, es decir, con fuego, diecisiete sílabas en cada intento, sumadas cinco+siete+cinco que caen sobre el lector con el reposo de oriente.

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Teoría y práctica

jueves, septiembre 17th, 2009

José M. Prieto
Tanka a trancas y barrancas
Ediciones Vitrubio, Madrid, 2009

Autor también de una colección de haikus publicada en esta misma editorial en 2007, Haiku a la hora en punto, José M.ª Prieto nos ofrece ahora otra, más breve, de tankas. Tanto en este caso como en aquel, las introducciones, producto de su buen conocimiento de la cultura japonesa, son sustanciosas y muy dignas de leerse. Ese conocimiento, sin embargo, arriesga pesar un poco de más a la hora de la creación.

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Siempre lejos, 
a favor del viento

miércoles, septiembre 16th, 2009

Ángel Petisme
Cinta trasportadora
Hiperión, Madrid, 2009

Cinta transportadora es un curioso libro de viajes. Casi en cada poema se mezclan retazos de biografía sentimental junto a ligeras reflexiones y tópicos de postal turística. La visión, con todo (incluyendo los tópicos, muchos), resulta personal y el interés rara vez decae. No justifica el conjunto el fácil victimismo lírico de versos iniciales: como «Mi corazón es un fósil astral. / Una maleta no reclamada / que gira en la cinta transportadora». Sí parece oportuna, leída la totalidad de los poemas, una de las citas preliminares: «Sin obscenidad, la ciudades son lugares monótonos y la vida es sombría». El deseo, como también apunta Nobuyoshi Araki, está en la dinámica del viaje; constituye además, en sí mismo, un viaje que puede ser inmóvil. Nada, pues, de corazones fosilizados ante los cuales se congelaría cualquier pulsión de aventura. Y en cuanto a ese desolador vagabundeo de perros sin dueño, o de maletas sin viajero, los destinos que elige literariamente Petisme parecen, casi todos, ávidos de reconocerse en el extraño, de integrarlo a un repertorio de delicias, y a veces de horrores.

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Una nueva luz

lunes, septiembre 14th, 2009

Ted Kooser
Delicias y sombras
Traducción de Hilario Barrero. Editorial Pre-Textos, Col. La Cruz del Sur, Valencia, 2009

El 21 de noviembre del 2004 el suplemento literario dominical del New York Times preguntó a un grupo de prestigiosos poetas y críticos qué poeta de los últimos veinticinco años, cuya obra leían y releían, significaba mucho para ellos. John Ashbery dio el nombre de Ted Kooser. Para cualquier conocedor del panorama de la poesía estadounidense actual esta respuesta resultaba inesperada. ¡El principal representante nacional de la poesía hermética, culturalista y extranjerizante destacando el nombre del poeta local, por excelencia, del Midwest profundo! (Algo así como si, ante una pregunta análoga en España, Andrés Sánchez Robayna o José Miguel Ullán hubieran mencionado a Andrés Trapiello o a Eloy Sánchez Rosillo.) Pero la elección de Ashbery, además de generosa, es significativa, ya que hace justicia a la alta calidad de una poesía situada en sus antípodas estéticos, teniendo en cuenta que Kooser ha declarado: «ntento en mis poemas tomar las cosas sencillas y mirarlas con una nueva luz… escribir con claridad y alejarme de lo difícil».A pesar de su aparente anacronismo y provincianismo, y de su alejamiento (en Nebraska) de los grandes centros de la vida literaria y editorial, Ted Kooser ha sido recientemente nombrado (por dos términos sucesivos y a continuación de Louise Glück) el decimotercer poeta laureado de los Estados Unidos, y el libro que nos ocupa, sin duda el mejor de los suyos, reconocido con el prestigioso premio Pulitzer en 2005, un año después de su aparición. Al traducirlo, el poeta Hilario Barrero ha complementado su previa antología y versión de Jane Kenyon para la misma colección y editorial, formando una especie de díptico, pues tanto Kenyon como Kooser plantean el problema, y la aparente paradoja, de la difícil sencillez de la poesía. Si Kooser intenta mirar las cosas sencillas a una nueva luz, ¿cómo consigue este extrañamiento, esta mirada diferente, sin renunciar a la claridad?En la poesía de Kooser la realidad aparece transfigurada en imágenes, pero estas imágenes no llaman la atención, son casi imperceptibles. En Kooser la imagen no es metafórica, no brota de una confusión atrevida de cosas heterogéneas, sino de un acercamiento discreto entre ellas. Por ejemplo, en el poema «En enero» los olores que flotan en el interior aceitoso de un café vietnamita no son flores, no se convierten en flores, tienen simplemente «forma de flor».

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