Autor: admin 10 noviembre 2008

Danilo Kis
Circo familiar
Traducción de Nevenka Vasiljevic. Acantilado, Barcelona, 2007

Hace algún tiempo, a propósito de la publicación de Una tumba para Boris Davidovich, definimos a Danilo Kis como un «escritor total», ya que en sus libros se obraba una prodigiosa conjunción de talento narrativo, solidez arquitectónica y, sobre todo, una portentosa capacidad expresiva para alcanzar ciertas fibras que el lector suele tener medio ocultas, a la espera de que las active una prosa fría y nerviosa, inteligente y sensual, musculosa y reflexiva a un tiempo. En definitiva, una mezcla de artesano y genio, de orfebre y humanista, de técnico y esteta. Nada fácil de encontrar, por cierto.

Ahora, la aparición de Circo familiar corrobora y acrecienta, si es que es posible, aquella impresión: Danilo Kis es, sin ningún género de dudas, uno de los grandes autores del siglo pasado; uno de esos raros escritores cuyos libros, cuando caen en nuestras manos, nos inoculan de inmediato, con la energía de una descarga eléctrica y la ternura de un soplido dulce al oído, la inequívoca sensación de que estamos protagonizando un acontecimiento.

Autor: admin 23 enero 2007

Danilo Kiš: Una tumba para Boris Davidovich
Acantilado, Barcelona, 2006

Nada más ser publicado en Zagreb en 1976, Una tumba para Boris Davidovich recibió acusaciones de plagio. Se decía que Danilo Kiš había copiado trabajos de Alexander Solzhenitsyn, James Joyce, Nadezhda Mandelstam, Jorge Luis Borges o los hermanos Medvedev. En el prólogo del libro, aparecido por primera vez en la edición americana de 1980, Joseph Brodsky revisa estas acusaciones tratando de precisar la originalidad literaria del autor. Alejada la sospecha de plagio, aporta otras razones extraliterarias que explican la oposición que recibió este conjunto de relatos. Las dos fundamentales eras las tendencias prorrusa (comunista) y antisemita del estamento literario yugoslavo de aquella época. En la obra de Kiš, serbio, de padre judío y madre montenegrina, hay siete relatos protagonizados por comunistas (miembros del partido, del Komintern, de la policía política, revolucionarios simpatizantes…), la mayoría de origen judío. Los siete relatos componen, según el subtítulo del libro, siete capítulos de una misma historia: la narración de algunos hechos violentos y confusos que ocurrieron durante el proceso de internacionalización de la Revolución rusa, pero que no tuvieron significado histórico ni, por tanto, interés para los historiadores.

Autor: admin 15 noviembre 2006

Vicente Duque

Sherezade, Ulises, las Sirenas

Probablemente sea la muerte la experiencia fundamental de la literatura, el más esencial de los accidentes del lenguaje. No debería comprenderse esta afirmación en un sentido ingenuo: no se escribe contra la propia finitud, con la pretensión de que la palabra sobreviva a nuestro acabamiento, sino buscando la desaparición en un fraccionamiento literario de las evidencias lingüísticas, en una entrega total a una palabra que no nos dice, sino que se deja decir para anularnos en el espacio mismo de su enunciación. La eficacia propia de esta enunciación literaria moderna es inversa a la eficacia de la narración legendaria de Sherezade o de cualquiera de aquellas narraciones orientales en las que un acusado trataba de aplazar una sentencia de muerte y de alejar la cita fatal que cerraría definitivamente su boca relatando historias hasta el alba. Ciertamente, el gesto de la narradora de Las mil y una noches trascendía el puro divertimento porque representaba en todo su patetismo el casi ilimitado esfuerzo para mantener a la muerte fuera del círculo de la existencia. Sin embargo, ese mismo gesto de salvación y trascendencia aparece metamorfoseado en la literatura moderna, dado que esta está ligada al sacrificio y a la desaparición a manos de las palabras que revelan su ser, que con el brillo de su aparición eclipsan a quien las dice. La obra, que tenía el deber de brindar la inmortalidad a su autor, recibe el derecho de matarlo.