Autor: admin 12 mayo 2009

Silvia Ungidos

Ocurre pocas veces. Me refiero a si has posado el oído sobre el pecho de alguien de repente, mientras está dormido. Y ese simple latido ¿no te dijo esa vez más cosas acerca del mundo y de ti mismo que todas las palabras? Pues eso tan extraño me ocurrió a mí al acercar el oído al corazón de tierra roja de un pueblo que parecía dormido.

Buñol está escondido en una vieja hendidura de la serranía valenciana. Lo guardan unas montañas luminosas de día que por la noche o en un día nublado se hacen las misteriosas, con capuchas azules muy oscuras. A pesar de estar tan cerca del mar vive de espaldas a ese mar, ensimismado sobre su propia luz. Un poco más arriba un vértigo sereno camina sobre los montes que forman la frontera con Castilla.