Autor: 21 marzo 2009

Dionisía García
Cordialmente suya
Renacimiento, Sevilla, 2008

Hay poetas de referencia con los que una ha ido creciendo vital, ética y poéticamente. Este es el caso de Dionisia García (Fuente-Álamo, Albacete, 1929), por eso nada nos agrada más que enfrentarnos a esta amplia muestra que la poeta nos ofrece con el título de Cordialmente suya. La antología, impresa con la calidad que caracterizan a todas las publicaciones de Renacimiento, recoge poemas de sus once libros publicados hasta ahora.

A lo largo de los años transcurridos desde la publicación de El vaho de los espejos —obra inicial de esta autora, editada en 1976— su obra, no solo poética, ha ido siendo reconocida por críticos y estudiosos como una de las más importantes dentro del panorama español de los últimos treinta años y asentándose en él por derecho propio, a pesar de los posibles inconvenientes que el hecho de publicar su primer libro más tarde de lo que lo hicieran muchos de los miembros de su generación —la segunda de posguerra— pudieran haberle ocasionado. Esta tardanza le permitió conectar con una línea de claridad expresiva que, alejada del culturalismo más recalcitrante o la fiebre de las neovanguardias dominantes, por aquellos años algunos jóvenes poetas empezaban a manifestar en sus poemas y con la cual la autora siempre encontró afinidad.

La poesía de Dionisia García gira alrededor de tres ejes fundamentales y que son una constante en todos y cada uno de los libros de los que se da buena cuenta en esta antología: preocupación por el paso del tiempo, invitación a aprovechar las bondades que los instantes cotidianos nos otorgan y la reflexión lúcida sobre el poema y su escritura.

Con estos hilos Dionisia García va urdiendo una poesía íntima, personal y diáfana asentada en el recuerdo de una vida que se fue y que coexiste con el presente, pero que no olvida el futuro. Poesía que «redime, necesaria, como el agua, para vencer los tramos del desierto».

Numerosos son los títulos de los que podríamos dar muestra en esta reseña ya que todos ellos son verdaderos ejemplos del buen hacer de esta inmensa poeta, pero de entre todos ellos destacaría libros como Voz Perpetua (1982), Diario abierto (1989), Las palabras lo saben (1993) Lugares de paso (1999) El engaño de los días (2006) o L’albero (El árbol) (2007). De la misma forma se podrían elegir de entre estos libros cientos de poemas subyugantes y que nos muestran la trayectoria vital de la poeta con una voz transparente que en su sencilla retórica nos revela la compleja esencia de lo cotidiano con la elegancia de espíritu que la caracteriza. A modo de breve ejemplo, juzguen lo que les digo a través de la lectura de este espléndido y conmovedor poema de tono elegiaco —tono este que impregna toda la obra de Dionisia García— dedicado a la memoria del padre: «La casa está vacía: / él ya dijo su última palabra. / Calle abajo / el silencio se adensa / y los hombres musitan / una plegaria / apenas perceptible. / Tiemblan las flores / al abrazar el túmulo / que avanza con el sol / de una tarde de julio. / Quema la tierra; / la misma que él amó / durante tantos años, / y a la que regresaba / para caer, al fin, / como álamo cumplido. / La plaza, el altozano, / los balcones abiertos, / ofrecen su mudez en homenaje, / mientras pasa la lenta comitiva». («Como álamo cumplido», Voz perpetua, págs. 66-67).

El profesor W. Michael Mudrovic en el excelente y conciso prólogo que da paso a Cordialmente suya, apunta algo con lo que no podemos estar más de acuerdo: «… La poesía de Dionisia García ejemplifica, casi a la perfección, lo que el poeta norteamericano Carl Dennis ha llamado «poesía persuasiva». Según Dennis, «para que el poema sea convincente, la tarea principal del escritor es construir un hablante cuya compañía vale la pena compartir, uno que exhiba ciertas virtudes que capten la atención comprensiva del lector […] La experiencia central de leer un poema —sostiene Dennis— es la de hacer contacto con un ser humano íntegro, no solo con sus argumentos y opiniones, sino con un complejo de actitudes afectivas, éticas y estéticas expresadas con el mismo tipo de franqueza y sinceridad que experimentamos en la conversación cándida de un amigo»».

La obra de Dionisia García tiene ese raro privilegio. Por ello, no duden en dejarse atrapar en la dulce telaraña de ese diálogo íntimo y persuasivo que se establece siempre cuando uno se acerca a su poesía. No se arrepentirán.

Herme G. Donis


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