Autor: admin 25 septiembre 2009

Antonio Moreno
El laberinto y el Sueño
Renacimiento, Sevilla, 2009

Como lector, una de las cualidades que más aprecio en la obra de Antonio Moreno es su virtud de cercanía; su don de ser siempre fiel a sí mismo; esa capacidad tan característica de su arte que nos permite de inmediato confiar en su palabra, y que nos mueve a aceptar sin prevención la veracidad y honestidad de lo que nos cuenta. Como escritor, Antonio Moreno está siempre, entero, en cada uno de sus libros; en cada párrafo o estrofa; en cada verso o frase, sin velo ni disfraces ni traición. Y la distancia imaginaria que parece existir siempre entre el escritor y el ser humano; entre quien escribe como personaje y la persona que sustenta esa escritura, se diluye en él con tal naturalidad que al lector, muchas veces, le resulta desarmante; y acaba teniendo la sensación de no hallarse ante un libro abierto, sino ante un hombre que nos habla y acompaña con las armas y las formas de un maestro o un amigo.

Autor: admin 7 noviembre 2008

Antonio Moreno

Para la escritora Jan Morris una imagen de la felicidad sería marchar en automóvil por alguna carretera solitaria de Castilla; conducirlo acompañada por no recuerdo qué música, alguna pieza jazzística tal vez, o puede que algún concierto de Mozart, aunque no importa mucho ser precisos en este punto, porque el contenido de esa representación de la dicha tampoco cambiaría demasiado.

La vida de Jan Morris —nacida en 1926, hoy aún vive— resulta bastante singular. Fue, entre otras cosas, oficial británico del 9.º Regimiento de Lanceros de la Reina —cargo que hoy nos evoca los tiempos de un Kipling, más que los de la propia Morris—, corresponsal del Times, y también formó parte de la expedición que por vez primera coronó el Everest, en 1953. En 1972, a los cuarenta y seis años de edad, cambió de sexo en Marruecos, donde fue intervenida. Entonces debió divorciarse de la mujer con la que tuvo cinco hijos y con quien, según informaron los periódicos, ha vuelto a casarse este mismo año, el 2008, puesto que en realidad nunca había dejado de convivir junto a su familia. El deseo de las dos ancianas es que cuando mueran las entierren cerca de su casa, bajo un epitafio que rece: «Aquí hay dos amigas, al final de una vida juntas». Tras su metamorfosis, Morris continuó viajando y escribiendo excelentes libros de viajes y de historia. De todo esto habla la escritora en Conundrum (1974), el absorbente libro autobiográfico —en 1976 se tradujo al español con el título de El enigma— en donde refiere su trayectoria vital hasta aquel momento.

Autor: admin 11 septiembre 2007

Antonio Moreno

Me he despertado temprano, creyendo que llovía. Sin embargo, no era la lluvia, sino el sonido continuo de los frondosos plátanos de la vecina piazza Napoleone, que el viento no ha dejado de agitar toda la mañana. El simple hecho de saber que dispongo de la jornada completa —es nuestra segunda noche en Lucca— para callejear y sentarme donde desee, me hace feliz. La tarde de nuestra llegada el sol se colaba por las mismas ­hojas que ­hace un rato confundía con la lluvia, y esa luz del ramaje quedaba suspendida sobre las terracotas y los ocres y amarillos manchados de las fachadas, que con la nota verde de las ventanas componen las tonalidades propias de la ciudad. De este tipo de observaciones emergen, meses o años después, inopinadamente, los recuerdos. Así que cuando nos sentimos afines al lugar hasta el que hemos viajado sabemos que más bien es a nosotros a donde en realidad marchamos. Sucede de este modo con muchas otras cosas. A estas alturas ya no me interesa demasiado la visita museística, o el fatigoso examen de las librerías. No creo que vaya, por ejemplo, a la Villa Guinigi, donde se halla el Museo Nazionale, ni a la casa natal de Puccini, que es el hijo más ilustre de Lucca.