Autor: admin 25 septiembre 2008

Fernando Pessoa: Diarios

Gadir, Madrid, 2008.

Tenemos motivos para intuir, después del tiempo transcurrido, que Pessoa debía pensar, para sus adentros, que la vida era un artilugio bien difícil de enhebrar. Él mismo viene, de algún modo, a justificar tal argumento, a tenor de lo que dejó escrito en su Diario el domingo 2 de marzo de 1913: «Escribí el principio de la carta a Pascoaes. Por la noche, dormí un poco después de cenar; más tarde leí un rato. No tuve casi ninguna idea. El día fue primaveral». Leído lo cual podemos deducir: prefiere tener argumentos suficientes y racionales, fundados, antes de concluir una carta a la deriva, sin implicación suficiente; procura poner el tiempo a su disposición, sin agobios. Duerme después de cenar, pero despierta y lee; la noche no supone el total de la noche dormida, una vez iniciada, sino que la trata como a un fragmento de vida. No dice, eso sí, qué es lo que leyó: nos resultaría orientativo. Dice que no ha tenido casi ninguna idea, lo que evidencia que sí ha tenido alguna, más al parecer no la juzga de momento importante. Y, sin embargo, es concluyente en la frase final (considerando que no escriba bajo el efecto de la ironía o la metáfora): el día fue primaveral; algo así como una aceptación implícita de su ser como fue, de su validez.

Autor: admin 25 enero 2007

Eduardo Lourenço: Pessoa revisitado
Pre-Textos, Valencia, 2006

Con suma prudencia, temeroso de acabar cayendo en esas hipérboles superficiales que hinchan la importancia de un libro con palabras ampulosas sin llegar a demostrar nada, algo tan frecuente en nuestro acelerado mundillo de la crítica literaria en prensa, hago una primera advertencia: Pessoa revisitado. Lectura estructurante del “drama en gente” (traducción de Ana Márquez) es uno de esos estudios que uno lee asombrado de principio a fin, viviendo la mágica sensación de cómo es posible penetrar en una obra de forma tan completa, inteligente y sensible. Ocurre en poquísimas ocasiones en lo que respecta a ensayos literarios, creo yo, pero este libro de Lourenço, publicado en 1973, constituye un ejemplo superlativo de lectura poética, en la forma y en el fondo, en la belleza de sus análisis y en la profundidad de su comprensión de las creaciones pessoanas.

Autor: admin 13 enero 2007

Ricardo Martínez-Conde

Chamier le preguntó una vez a Goldsmith, el poeta, lo que quería decir al emplear la palabra slow (‘lento’) en uno de sus versos, a lo que este respondió: —Remoto, sin amigos, melancólico, lento”.

—¿Significa lentitud en los movimientos? —inquirió de nuevo. Y, ante su respuesta afirmativa, fue James Boswell el que contestó: 
—No señor, usted no quiso decir lentitud en los movimientos, sino esa indolencia en los movimientos (¿y en los pensamientos?) que le sobreviene a un hombre que se halla en soledad.

Pues bien, a tenor de este ejemplo, venido a medida respecto de lo que es, o ha de ser, la precisión en las palabras, y, por extensión, la interpretación de un gesto o actitud concreta (todo ello visto con carácter crítico en lo que supone de significación, de contenido espiritual), podríamos considerar la actitud reflexiva de aquel otro poeta cuya relevancia mayor fue su “lentitud en soledad”, su capacidad de introspección en todo aquello que hace a los códigos vitales del hombre, a fin de aproximarnos al posible significado de su meditado discurso.