Autor: admin 24 mayo 2007

Manuel Chaves Nogales: El maestro Juan Martínez 
que estaba allí
Libros del Asteroide, 2007

El libro de John Reed Diez días que estremecieron al mundo es, sin duda, uno de los mejores reportajes escritos sobre el proceso revolucionario que llevó al poder a los bolcheviques en la Rusia de 1917 dando inicio a una larga guerra civil. En sus páginas 
—encabezadas por un prefacio de Lenin— se cuentan las luchas callejeras entre las hordas de harapientos bolcheviques y los restos del ejército zarista que aún no habían huido. Se ofrecen también algunas descripciones de cómo era la vida en Petrogrado —en donde el zar Pedro el Grande había fijado la capital de la Gran Rusia— y en aquel Moscú noble y palaciego presidido por el Kremlin. Pero Reed se centra sobre todo en los cambios que tenían lugar a nivel político: desde las lentas reacciones de una Duma antediluviana hasta las largas horas de agotadoras discusiones entre los bolcheviques para determinar qué hacer y cómo hacerlo. El lector puede tener algún problema para conectar con un texto plagado de nombres, patronímicos y apellidos rusos, multitud de acrónimos y una retórica cruda, lejana aún de la vaciedad que más tarde caracterizaría los discursos de los miembros del Politburó. El libro escrito por Chaves Nogales resulta un complemento inestimable al libro de Reed. El protagonista, Juan Martínez, no entiende de política ni quiere entender. Lo que nos cuenta es su vida cotidiana en aquella Rusia: las largas colas para conseguir alimentos, las dificultades para realizar un viaje en ferrocarril, la violencia que padecía la población a manos de los rojos y de los blancos…

Autor: admin 31 enero 2006

Blaga Dimitrova: Espacios
La Poesía, señor hidalgo, Barcelona, 2006

Para festejar el día 24 de mayo en la escuela hacíamos coronas de flores para adornar las imágenes de los dos hermanos Cirilo y Metodio que nos dieron el alfabeto y desfilábamos y cantábamos el himno “¡Adelante, pueblo renovado!” que los glorifica. Muchos intelectuales querrían que este día fuera la fiesta nacional más prestigiosa de Bulgaria, el Día de la escritura eslava, de los Santos hermanos patronos de Europa. Para esta fecha una poeta y traductora búlgara ha entretejido su corona de letras cirílicas y latinas, vertiendo al español una selección de poemas de la gran poeta búlgara Blaga Dimitrova (1922–2003). El poemario bilingüe Espacios ha sido publicado por la editorial barcelonesa La poesía, señor hidalgo, que reúne lo mejor de la poesía mundial. La selección ha sido hecha por la propia traductora, Zhivka Báltadzhieva, 130 poemas de la vasta obra poética de Blaga Dimitrova —más de 40 poemarios—. La antóloga ha optado por ofrecer a los lectores “una perspectiva en cierto grado emancipada de la historia y circunstancias en que ha sido creada la obra”, como explica al principio de su traducción. No obstante, los poemas llevan debajo las fechas de su creación o publicación (excepto no más de una media docena) y fácilmente se pueden situar cronológicamente. Pertenecen a los poemarios Tiempo inverso (Обраmно вреmе, 1966), Condenados a amar (Осъдени на любов, 1967), Instantes (Мигове, 1968), Como (Как, 1974), Gong (Гонг, 1976), Mar prohibido (Забранено море, 1976), Espacios (Пространства, 1980), Memoria, poesías escogidas (Памет, избрани сtихове, 1982), Voz (Глас, 1987), Laberinto (Лабиринт, 1987), Más allá del amor (Отвъд любовта, 1987), Al comienzo otra vez (И пак отначало, 1994), Grafías de alas (Крилописи, 1997), Hasta el borde (До ръба, 1999), Tiempos (Времена, 2000), entre otros. Al final del libro traducido aparecen algunos poemas tempranos —del año 1937, y hasta del 1953— con rimas, que pronto desaparecerán de sus poemarios, ya que su voz buscará el verso libre, tan libre como su pensamiento, fuera del coro poético. “Voz presente en las conciencias a lo largo de más de sesenta años; voz que todo lo cuestiona, ella se ha convertido para todo el mundo en Bulgaria en simplemente Blaga. No necesita apellidos. Forma parte de nuestro círculo íntimo, de nuestra vida interior.”, subraya Zhivka Báltadzhieva en su prólogo “El inmortal espíritu humano”. Poeta ella misma, ha enriquecido su prólogo con los frutos de largos años de investigación sobre la poesía de Blaga Dimitrova, así como con su experiencia como profesora de lengua y literatura búlgaras en la Universidad Complutense de Madrid. El interés de sus estudiantes por los versos de Blaga y sus intentos de traducirlos han sido algunos de los principales motivos de la aparición de esta antología, cuyo título, Espacios, ha sido tomado de un poemario de la gran poeta, publicado en 1980, un libro novedoso que en su tiempo provocó la relectura de sus libros anteriores. Ausentada de su país durante más de dos décadas, Báltadzhieva sigue oyendo la voz íntima e inquietante de Blaga, que repercute en la traducción con la resonancia de la palabra verdaderamente poética. Porque el potente río verbal del original no ha perdido fuerza alguna al desembocar en el mar de la lengua ajena. Con maestría y paciencia, la traductora ha elaborado los versos durante largos años como si estuvieran escritos por ella misma. Confiesa que esta antología es muy personal y que todos sus intentos de aplicar un criterio de selección más objetivo han resultado vanos.